Mi abuelo Octavio.

MI ABUELO MANUEL OCTAVIO  CERVANTES GUTIERREZ

Don Manuel Octavio Cervantes, mi gran abuelo, solía preocuparse por todo , nacido en la provincia, tenía don de gente, buena educación, siempre amante de las buenas costumbres , eso si muy espetado y temido en el pueblo, no tenía plata,  porque no quiso tener porque sus padres eran acaudalados tenian fincas y mucho ganado , mas él a la muerte de su padre no quiso hacerse cargo de la administración dejándo ésta a su hermano menor, al que si le gustaba la plata. Parece mentira, este gran hecho marcó la diferencia entre su descendencia y la de su hermano, el abuelo no tenia plata, pero le gustaba vivir bien y vestía muy elegante, su vida transcurre en el campo, vivió mucho tiempo en una finca en las afueras del pueblo, Sitionuevo,su esposa, la abuela Mercedes, todo un amor, muy tierna y cariñosa, siempre a su lado, muy sumisa, le ayudaba mucho en el campo, tenia cría de gallinas y le gustaba la pesca. El abuelo tenia muchos cultivos, le gustaba la agricultura, pero a pequeña escala: tomate, ají, maíz, yuca, plátano,  algodón, patatas, coco, papaya, mango, naranja, la finca no pasaba de dos hectáreas, eso si, la cultivaba toda; la abuela hacia bollos de mazorca, masmorra de maiz verde con leche de coco, masamorra de guineo cachaco, que delicia y unos sancochos de pescado. Años maravillosos los que viví con los abuelos, en esa bella finca cerca del pueblo, finca Por el Punto,  a orillas del caudaloso rio magdalena, desde muy pequeño viví con mis abuelos, tengo muchas anécdotas del campo, en mas de una ocasión estuve al borde de la muerte, el abuelo tenía un burro muy brioso, arisco y enamorado, solía oler el estiércol de los otros burros y se levantaba en dos patas tumbando al jinete y la carga, cierto dia desde el pueblo la abuela me mandó en el burro a llevarle el desayuno al abuelo en la finca, el animal en el camino vio a una burra , se para en dos patas y me lanza al suelo, quedo enredado con una cuerda al cuello y ese animal a toda marcha me arrastro por el suelo por mas de cien metros, casi que me estrangula, cuando lo detienen, ya yo estaba morado, casi asfixiado, duré muchos dias con el cuello inflamado, no podia comer sólidos, puro líquidos con pitillos.En otra ocasión también estuve a punto de morir asfixiado, en la época de la Alianza para el progreso, Colombia  recibía muchas donaciones de productos alimenticios , entre esos la famosa leche Klim, esta la repartían en los colegios para combatir la desnutrición, esa vez me han dado una bolsa de papel con un kilo de leche en polvo, yo una cuadra antes de llegar a casa me he empinado la bolsa y se me ha taponado la garganta con la leche, no podía respirar, emprendo una carrera hasta la casa , pego una aterrizada en la sala, ya estaba casi asfixiado, alli salio el tapón de la leche y pude respirar.Dos veces a punto de morir por caida desde árboles de gran altura, una desde un palo de mango y otra de uno de coco, ahogo en agua del rio en una ocasión, aunque después aprendí a nadar y me bañaba en el propio rio a pesar de la gran corriente, aguas turbulentas y llenas de especies peligrosas, las famosas rayas que producian mucho dolor .El abuelo sabia mucho de albañilería , yo trabajaba con él de ayudante, les cuento que el hombre solo ha construido una casa enorme en forma de ele, de un lado para la calle con paredes muy altas y techo de tejas de cemento y del lado de la carrera con techo de palmas, la casa ocupaba un cuarto de manzana, una habitada por la familia del tio Tarquino y la otra por la de Enrique, toda encerrada con sendas paredillas de ladrillo por donde corriamos jugando a la lleva, habia que ver la habilidad con que lo hacíamos, que el patio era muy grande y lleno de muchos árboles frutales, entre esos el milenario palo de tamarindo que todavía existe, varios palos de calabazo, alli nos subimos a la hora de la comida.Recuerdo que por la esquina de calle pasaba un gran arroyo cuando llovía y éste arrastraba mucha arena, el abuelo la recogía, hacia una pila inmensa en un rincón del patio, era nuestro sitio para jugar, salíamos negritos de arena. Mi madre siempre tenía un hermoso jardin de Rosas, asi pasaba distraida ,el resto de tiempo pegada a una máquina de coser, también vendía gasolina a los carros destartalados que transportaban el ladrillo, recuerdo mucho cuando llevábamos los tanques vacíos al puerto para subirlos al bote del tio Rogelio Domínguez que se dedicaba a traer mercancia desde Barranquilla y a la vez llevaba las verduras , mucho mango, corriamos  sobre los tanques y armabamos carreras de tanques, era una gran diversión.
Bueno hablando del abuelo, esa persona maravillosa que me ayudó en todos los aspectos de mi vida y del cual guardo recuerdos maravillosos, todas las tardes cuando llegaba de  la finca se sentaba en la puerta de la calle en una mecedora a ver pasar a los transeúntes, hay de aquel que no le saludara con el a Dios  don Octavio, porque le daba una rabia. En el pueblo se pensaba que los Domínguez Cervantes teníamos plata, de hecho el abuelo nos dio una crianza de gente noble, jamás permitía que andáramos descalzos , sin camisa, no permitía malas palabras.Cuentan que cuando nuestros padres se enamoran de sus hijas él no estaba gustoso, cómo era posible que sus hijas se enamoraron de esos Domínguez que no figuraban en el pueblo. Mi padre, Enrique Domínguez Almarales, el mas simpático de los hermanos Domínguez,  nieto de Mateo Almarales, aquel español mono ojos azules , mi padre recien llegado de prestar el servicio militar en la guardia presidencial en el palacio de Nariño, sirvió de carta de presentación para emparentarse con los Cervantes. Después el abuelo no queria fiesta con sus 21 nietos Domínguez Cervantes. Gloria Eterna para ti abuelo Manuel Octavio Cervantes Gutiérrez.

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