MIS QUINCE AÑOS VIVIDOS EN SITIONUEVO.


MIS PRIMEROS 15 AÑOS VIVIDOS EN SITIO NUEVO.

 Mis primeros quince años de vida, todos vividos en mi pueblo natal Sitionuevo;  nuestro lugar de origen es el más bello del mundo, nadie escoge un lugar para nacer, así  como nadie escoge a sus padres, es un hecho trascendental y maravilloso que sólo Dios sabe el porque de las cosas. A veces pasan cosas que te dejan perplejo cierto día  en la empresa donde labore  por 26 años , el ingeniero y jefe mío me hace la pregunta : Domínguez  de donde es usted  y a mucho orgullo le digo, de Sitionuevo,  Magdalena y me dice , es un municipio, claro que si le respondo, qué  va a ser municipio, ese es un desierto , bueno así es la pinta de nuestros pueblos ribereños, conoces uno y los que siguen son iguales; además me siguió diciendo , una cantidad de atarbanes tenían la calle principal y única transitable con mesas jugando dominó  y por más pitó que le dimos no nos dieron vía, viajaban para un pueblo situado después  de Remolino;  bueno es una realidad que no se puede tapar, a pesar de todo ese es mi pueblo querido, lugar donde reposan mis ancestros , mi pueblo querido.

Soy una persona sencilla, que hace 51 años salí de Sitionuevo en busca de progreso, la verdad no fue por gusto propio, hasta ese entonces había sido el niño más feliz del mundo, pese a que quedé huérfano  a los 8  años, mi vida transcurre en un ambienté de mucha paz y felicidad, tuve un par de abuelos maravillosos que me pechicharon mucho, mi abuelita una mujer muy tierna y dulce, todo un amor, mi abuelo un gran Señor, todo un caballero y amante de las buenas costumbres, don Octavio Cervantes, no tenia plata, pero si se gastaba un don de gente, por eso gozábamos en el pueblo de buena reputación. Mi mayor felicidad transcurre en el campo, viví mis primeros años en una finca de los abuelos, Por El Punto, así se llamaba, a orillas del caudaloso Río Grande de la Magdalena; a mi abuela le encantaba la pesca y lo hacía muy bien, ella y su gran paciencia, atrapaba grandes peces, en esa época las especies marinas se metían hasta 30 kilómetros adentro del rio.Mi abuelo no tenía mucha paciencia, él solo la ayudaba a sacar los pesados peces.
Por las noches solíamos sentarnos  a la intemperie, cómo me encantaba ver pasar a las luciérnagas, las estrellas fugaces y las constelaciones, jugábamos a buscarlas, las que brillan, las tres marias... qué tiempos, sin luz eléctrica, a la luz de una lámpara de acpm, refiriendo chistes, y con un trapo matando mosquitos, a veces hacían una hoguera con cáscaras de coco, el humo auyentaba a los mosquitos.Por el camino Real  pasaba el desfile de transeúntes, una gran fila de burros con las cargas, todos nos daban el saludo cotidiano. Adiós, Adiós.
Me deleitaba viendo la luz de la luna, noches de luna llena y una que otra lechuza  cantando al pasar; muchas veces me caía de la cama y me despertaba debajo de la cama de los abuelos y la abuela con su paciencia encendía lalámpara y me rescataba.
Más tarde los abuelos se mudaron al pueblo, pero el abuelo de iba todos los días a la finca , cultivos a pequeña escala, papaya, mango, coco, naranja, cañandonga, tomate, aji, guanábana; qué delicia los cultivos de maíz verde, cuando llegaba la cosecha invitaba a todos los nietos , un paseo campestre, con sancocho de pescado, bollos de mazorca con leche de coco, mazamorra de maíz verde, qué delicia, es el mayor recuerdo de los abuelos.
La finca para fin de año se inundaba, el abuelo nos mandaba a vigilarla, pasábamos todo el día bañándonos, también pescábamos; recuerdo una vez que sopló un gran viento y tumbó todas las matas de plátano, el Abuelo cortó todos los racimos y los guindó en un cuarto, se imaginan cuando se empezaron a madurar, las apretadas de guineo de todas las variedades que nos dábamos.Para esa época coincidía con las vacaciones, nos dedicábamos a pelar varillas de coco por millares, se la vendíamos a don Jacinto Rosales, las usaban en la fabricación de cohetes  pirotécnicos. Me encantaban las festividades de las fiestas patronales: Santa Rosalia  de Palermo y San José de la Montaña, cuando el pueblo estaba en la buena, corridas de toros en la plaza, carreras de caballo, se atravesaban el río, varas de premio, vaca loca, castillos del café puro Almendra Tropical,. Bolas de Candela y que cantidad de juegos de azar, ruletas, buchacaras, dados.
En diciembre se usaba adornar las calles, sembraban árboles en la mitad de la calle, guirnaldas, perendengues, se turnaban; los autos siempre los mismos destartalados, usados en el transporte de ladrillo, la industria del ladrillo en su apogeo, enormes botes lo transportaban a Barranquillita.
Mi familia es campesina, mi padre, mis tíos, mis primos, mis hermanos siempre cultivando la tierra y a mi  ni se diga, me encanta la naturaleza, solía irme todos los días al campo, acompañaba a mis primos y a mis hermanos en el cultivo de tomate y yuca en la playa y me pegaba mis rodaditas a pescar, generalmente era el que cosinaba, sancocho de bocachico con yuca , qué delicia, era el menú cotidiano.
Más tarde le sirvo de compañía a mi abuelo en la finca Por punto. El abuelo solía hacer todos los días sancocho  de pescado de mar, chivo o chaqueta Azul, cocido con guineo cachaco o cuatro filo, yo era su cocinero, hasta cuando cumplí los 10 años, mi abuela se peleó con el abuelo y me matriculó en la escuela pública.
La vida nocturna en el pueblo era sabrosa, a pesar de que no había energía eléctrica, sólo el teatro tenía luz, en las casas con lámpara de acpm o de gasolina, así se estudiaba.Nos revolcabamos  en la grama del parque, corríamos en la plaza, escuchando música ranchera del teatro y luego entrada al cine, pura película mexicana.
Esos 15 años maravillosos vividos en mi pueblo, son los que marcaron mi vida, esas personas maravillosas que formaron parte de mi vida en Sitionuevo, esos maravillosos ancestros  han dejado huellas endebles  en mi vida y me han servido en la lucha por mi existencia. Gracias pueblo querido, te llevo en lo más profundo de mi corazón. Sitionuevo mi pueblo adorado.

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