DURA ES LA LEY, AUNQUE PAREZCA INJUSTA.

Recuerdo mucho cuando me estaba iniciando en los estudios jurídicos, eran los años 90, si  , a esas alturas  mayor de 40 años piso la Universidad Simón Bolívar, con grandes ideales y mucho orgullo al poder cristalizar mis sueños, un gran logro que se me estaba escapando, pues los años no dan tregua y ya iba por mitad de camino, siempre me dicho que nunca es demasiado tarde cuando se tiene una visión de la meta propuesta, lo grave es andar por este mundo sin rumbo definido y no tener claro cuál es su misión. Porque todos venimos a éste mundo con un objetivo, con una misión que cumplir, nuestro paso por estos lares debe dejar un rastro, de lo contrario sería como arar en el desierto.
Son las circunstancias las que te presentan las oportunidades y solo tú decides aprovechar el momento de abordar el tren o sigues en el lugar de espera sin saber que hacer.Vengo de la provincia de una familia campesina muy numerosa, mi padre muere a temprana edad, mi pobre madre queda viuda con doce hijos que alimentar, se imaginan la ley de la supervivencia y el gran Calvario para esa gran mártir que siempre estuvo muerta en vida, todas las maniobras que tuvo que hacer para levantarnos, los mayores se fueron independizando, otros se fueron donde familiares , pero a pesar de todo ninguno fue dado en adopción; yo seguí mi vida en el campo, trataba de pasar el mayor tiempo en contacto con la naturaleza, empecé tarde mis estudios primarios, a los 10 años mi querida abuela materna me matriculó, la verdad es que estudiaba sin saber el porqué de las cosas, todavía no lograba asimilar la magnitud de la gran tragedia familiar. Cuando termino mis estudios primarios en Sitionuevo  y me entregan el gran diploma lleno grandes estampillas pensaba que tenía todo el conocimiento del mumdo, si porque hasta ese momento mi mundo era mi pueblo querido a orillas del majestuoso Río Grande de la Magdalena .
Comienza una nueva etapa en mi vida, tenía que ausentarme de mi pueblo para iniciar la preparatoria o mis estudios secundarios, lamentablemente en el pueblo no había bachillerato, lo más cercano era Santo Tomás, Colegio Nacional Oriental del Atlántico ; mi madre tenía una amiga profesora que me facilitó la entrada; ahora venía la parte económica, no podía regresar a Sitionuevo todos los días, pues el transporte era muy oneroso y a pesar de que Barranquilla quedaba más lejos, me salía mejor instalarme allá, en casa de unos tíos maravillosos que me acogieron en su casa y me hicieron sentir de su familia, fue una convivencia maravillosa, los mejores años de mi vida, sin descartar mi años felices de mi infancia en Sitionuevo.El tío Tarquino se portó como mi verdadero padre, no solo me daba el sustento, el transporte,el alojo sino que me acogió como un gran padre.
Mis estudios en la Secundaria, otra etapa que ha marcado mi vida, años maravillosos, gente muy especial, amigos que son para toda la vida, tal vez la mejor herencia de mi padre Enrique Dominguez Almarales, el sentido de la amistad, donde quiera que he estado alguien me recuerda con cariño y me extrañan; esos seis años en las aulas orientalistas me dieron el conocimiento y la sabiduría para enfrentarme al mundo real, éste año precisamente conmemoramos los primeros 45 de haber regresado.De aquí la gran odisea y la lucha para lograr un cupo en la única universidad pública, La Universidad Del Atlántico, pues no había dinero para la Universidad privada.Al final una carrera intermedia en el Sena Colombo Alemán.  logro llegar a la industria privada y después de 28 años laborados logro la jubilación.
Bueno tuve que hacer éste recuento de mi vida para llegar a lo que quiero tratar, eran los años 90 , había muchas expectativas por un cambio constitucional, miles de intentos fallidos, tenía un candado bien puesto nuestra veterana Constitución de 1886, lograda en los tiempos de Rafael Núñez Molano. Suena la idea de la séptima papeleta por unos universitarios, que llevada a cabo la consulta, sin conteo efectivo fue la llave eficaz para abrir y derogar la centenaria Constitución de 1886 y el camino espedito para la Asamblea Constituyente que marcara el derrotero a la nueva Constitución de 1991, quien dijera que ya han pasado 25 años , viene a colación estas fechas porque uno de esos estudiantes gestores de la Séptima papeleta es el Dr Fernando Carrillo que luego formó parte del kinder de Gaviria, Ministerio de Justicia , donde por novatada se llevó la sanción ,como chivo expiatorio por la fuga del capo Pablo Escobar, que hoy, después de tanto tiempo lo inhabilita para concursar en el cargo de Procurador en reemplazo  de Alejandro Ordóñez.Lastimosamente la propia ley pone frenos  e injustamente le quita oportunidades a los más capaces.Dura es la ley  aunque parezca injusta es la ley.

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