EN CUENTA REGRESIVA HOY SON MIS PRIMEROS 17 AÑOS.






Domingo 26 de Febrero de 1950 a las tres de la mañana  por cierto domingo de carnaval fui sacado del vientre de mi madre. Hoy se cumplen mis primeros 71 de vida, una vida desde los inicios metido en el campo, mis padres y mis abuelos maternos vivíamos en sendas fincas a orillas del caudaloso y maravilloso Río Grande de la Magdalena, bella época cuando el río tenía vida propia y era el eje de las comunicaciones desde el Mar Caribe en Barranquilla hasta La Dorada Caldas, la principal fuente y arteria hídrica que baña con sus grisáceas aguas a muchos departamentos en esos tiempos alcancé a conocer muchas especies marinas que se metían al río muchos kilómetros adentro, pez espadas, tiburones. cazones, sábalos inmensos, manatíes y muchos caimanes famosos por los ataques salvajes en las orillas del río. También fui testigo de esos últimos años de la navegación de los vistosos barcos a vapor paseándose orondos por el río que todavía se mantenía profundo, caudaloso, tormentoso y con grandes cantiles, se formaban unos torbellinos que se tragaban a las embarcaciones menores, muchos botes tiraban cabullas amarradas a los árboles para poder navegar. Me encantaba viendo llegar los barcos con turistas  viejas encopetadas que llegaban hasta la finca de mi padre a saborear un delicioso coco de agua. También llegaban a la finca los balceros dirigiendo las vigas de madera dispuestas en balsas amarradas con cuerdas que luego eran conducidas a los aserraderos de Marenco y Chahin en Sabanagrande, tiempos maravillosos disfrutados en mi niñez en esa finca maravillosa donde transcurre gran parte de mi niñez, luego mis padres se trasladan a la cabecera municipal y yo sigo con mis abuelos en la finca Por El Punto donde también vivo unos años maravillosos con esos abuelos mágicos que me enseñaron el amor por la naturaleza, la abuela muy dulce y cariñosa me consentía y pechichaba mucho, cuánto extraño sus caricias y ese amor incondicional, solía ser mi peluquera favorita, con una gran paciencia pescaba grandes peces a orillas del río, el abuelo si que no tenía paciencia sin embargo le ayudaba a sacar y a preparar la pesca, colgaba los grandes peces en el madero o travesaño de la casa y la cola le quedaba arrastrando el piso, ahí conocí al pez espada que tiene un gran rastrillo de dientes que sobre salen de la boca en forma de peinilla, con los que trozaba a otros peces y hasta las personas. El abuelo se dedicaba a la agricultura en pequeña escala, por las noches nos sentábamos a la intemperie contemplando el firmamento estrellado, la imponente luna y las diversas constelaciones, una que otra estrella fugaz y no faltaba un infantil deseo, las luciérnagas y sus titilantes luces también haciendo figuras, el chillido de las chicharras pidiendo un poco de agua de lluvia, las lechuzas con su canto tenebroso y se llebaban una mentada de madre., nubes de mosquitos con sus afilados picos cual vampiros chupando sangre, el abuelo armaba una hoguera con cáscaras de Coco seco y con sendos trapos también le dábamos golpizas, afortunadamente era solo la hora del mosquito, luego se retiran, algunos se mantenían ocultos en los cuartos esperando al que se acuesta para chuzarlo, la abuela nos rodeaba la cama con unos toldos de tela. Me encantaba la vida del campo, también recuerdo que en la parte interior del techo de palma de la casa se paseaba una enorme boa que perseguía a los ratones, esos años maravillosos de mi niñez en el campo donde pude disfrutar las maravillas de la naturaleza y un ambiente muy sano libre de tanta polución.
A los diez años me traslado al pueblo a comenzar mis estudios primarios, también me gocé esos años maravillosos hasta mis primeros 15 que tengo que salir para mis estudios preparatorios en el Atlántico.
Hoy estoy llegando a mis primeros 71, toda una vida vivida sin darme cuenta, por eso digo que la vida es un sueño, ayer era ese niño campesino que vivía feliz en el campo hoy lleno de años y con muchas hojas blancas y muy feliz por lo que me ha tocado vivir, por eso también digo que el hombre es lo que quiere ser, exitoso o fracasado, somos los únicos artífices de nuestro propio destino, con altos y bajos vivimos nuestra propia vida, This is my Way como dijera musicalmente Frank Sinatra.
56 años transcurren desde aquel momento que llego a Barranquilla, bella ciudad que me cautivó desde el primer momento, una ciudad que se estaba abriendo paso al progreso y llego en el justo momento de su despeque, muchos barrios nuevos, esta en su apogeo el OCT construyendo barrios en cabeza de la hija del General Rojas Pinilla, grandes obras de infraestructura como el Puente Pumarejo, la Catedral Metropolitana, El Amira de la Rosa, El Banco de la República, grandes centros comerciales, muchas avenidas, un gran aeropuerto, un bello Jardín Zoologico, la remodelación de los parques, los mega colegios, las diversas universidades y clínicas famosas, el Malecón del río y su atractivo CAIMÁN del rio. Indudablemente en Barranquilla me he quedado,como lo hizo el gran Noé Arroyo,  aquí me hice técnico industrial y profesional del derecho, trabajé durante 28 años en la industria y logré pensionarme. Aquí logré una familia maravillosa con mi esposa, hijos y nietos también maravillosos, una gran cosecha de amigos que hoy me aplauden en las redes sociales y aunque tengo todo el tiempo para mi los años que me faltan por vivir siento que son los mejores de mi vida, sin tanta prisa quiero dedicarme a hacer lo que más me gusta hacer y tener mi propia finca para sembrar muchos árboles frutales ojalá a orillas del río o del mar para dedicarme a pescar y a escribir con fundamento, me apasiona la vida del campo desde mis orígenes.
#Sigamosencasa.

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