UN GRAN HOMENAJE A EMIL K ARNOLD.

Año 1974 recién desempacado del SENA Centro Colombo Alemán donde transcurre mi formación como técnico industrial en mecánica  general, recuerdo a mi llegada que nos entregaron en el taller una enorme lima bastarda y un ángulo de hierro para debastarlo y ponerlo a escuadra, muchos desertores no aguantaron y se retiraron. Aquí  estudié  con Markus Arnold, Hijo del Señor Emil K Arnold, un joven introvertido que manejaba una moto y muchas veces se accidentó  en ella. También varias anécdotas suyas en los talleres de mecánica y medición, una vez estaba mecanizado una pieza en la fresadora y terminó fresando hasta las mandíbulas de la prensa. Otro día  en el taller de mecánica al finalizar la clase hacíamos limpieza al taller y esperábamos la orden del instructor Vargas para retirarnos, Arnold se quitó  la bata y el profesor le dice Arnold póngase la bata y él  se la puso, luego le dice Arnold póngase la bata y él se la puso y así repetidamente y Arnold mariado le dice Manda Huevo profesor...!  El profesor lleno de ira lo mandó  a recursos humanos.
Otro día estábamos en el taller de medición con el profesor Figueredo y sentado en la parte de atrás  estaba Arnold, otro compañero empezó  a mandarle gallo, de pronto se levanta Arnold y lo agarra por el cuello y lo estaba estrangulado, afortunadamente el profesor se dio cuenta y puso salvarlo, al compañero le decíamos cuchillito porque un alemán lo encontró afilando en el esmeril un pedazo de Hoja de segueta y al preguntarle qué  hace ahí le dijo profesor un cuchillito.
Siempre soñé con trabajar en Eternit donde trabajaba mi amigo Camilo Díaz, el mismo que me recomendó el Colombo Alemán,  el hizo sus prácticas en Eternit y al finalizar lo contrataron, el señor Arnold prefería a los técnicos del Colombo porque él   era de la Junta directiva de esa institución y porque su hijo estudiaba allí. En mi primera solicitud de trabajo que hice a Eternit no pude ingresar porque el Dr Salazar me encontró  una hernia inguinal y me dijo que me operara y luego regresara , al regreso no había vacante y me tocó buscar en otras empresas donde pude escoger y me quedé en una empresa de trefilación de alambres de todo tipo, una gran experiencia laboral donde el gerente era un alemán que  apreciaba mucho mi trabajo y formación técnica,  igual tuve Buena acogida con mis compañeros laborales , me bautizaron el científico porque con mi apariencia y conocimientos empíricos toda una pinta de científico y todavía lo estoy creyendo.
Mi llegada a Eternit fue en el año 1976, había una vacante para control de calidad, salía la fabricación de la placa perfil 5 , la famosa placa ondulit, fui  su primer control de calidad. Muchas anécdotas interesante con el señor Arnold, una persona que conocía el proceso de fabricación con su vasta experiencia laboral y tacto para escoger a sus trabajadores, muchos jefes empíricos que se desempeñaron cabalmente, un ojo clínico y muy justo a la hora tomar decisiones. Recuerdo mucho el discurso de su despedida en el hotel Cadebia cinco estrellas y los grandes aplausos ese día  donde hice muchas piruetas para asistir, le había  preguntado a mi jefe el ingeniero Eduardo Correa que si podía decirle Unas palabras al señor Arnold y me dijo, claro marica después que no sea una vulgaridad, había escrito en una servilleta y al leer vi que tenía sentido, hice todo lo posible para asistir, estaba en el segundo turno jefe de Turno y en la PI, le dije al Papa,  Artagerge Romero que me hiciera el turno y llegó a las 7 de la noche, le dije a mi hermano mayor que tenía  un taxi para que me recogiera a esa hora, yo tenía el vestido entero en el Locker , cuando pronunció mi discurso arrancó muchos aplausos y la parranda se prolongó hasta por la madrugada. Cómo nos gozamos esa despedida.
A la gran memoria de un gran líder laboral, su sencillez y don  de gente puestos al servicio de esta gran empresa, un ejemplo de vida que nos cautivara con grandes enseñanzas.
#Sigamosencasa.
  

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