EL SEÑOR RESUCITÓ

ALELUYA, ALELUYA, JESÚS RESUCITÓ.

Domingo de resurrección, qué alegría tan grande y nuestros corazones llenos de gozo, Jesús ha resucitado, nuestras vidas también deben dar un vuelco positivo acompañando a ese Jesús glorioso que sufrió pasión y muerte de cruz, el mayor castigo que ser humano recibiera de parte del imperio Romano, todo por amor a la humanidad, ha pasado mucho tiempo y el ser humano sigue repitiendo las conductas de opresión y sometimiento de sus semejantes, el pueblo sometido por el pueblo, falsos gobernantes que creen tener legitimación para cometer todo tipo de vegamenes a su pueblo que en un mal entendido los dejó posesionarse en el solio del poder. Pueblos enteros sometidos contra su voluntad por un ser tan bajo que solo piensa en sus intereses y el de sus aliados, para dominar  y someter a un pueblo. Primero hay que destruirlo y eso es lo que estamos viendo en los países de Siria y Venezuela, tiranos con ropaje democrático se ensañan con pueblos desprotegidos, que dolor tan grande ver cada día como tienen que abandonar su tierra de origen esos ciudadanos de países sometidos a la voluntad de un tirano que sólo piensa en su ideología política, como si esto  los legitimara para maltratar a sus hermanos, imponiendoles pesadas cargas que atenta contra su dignidad de persona.
Elevemos nuestras plegarias al cielo, pidamosle a ese Jesús glorioso en este Domingo de resurrección que ponga su mirada sobre estos sufridos pueblos, para que sus gobernantes vuelvan a ser mansos de corazón y  no sigan maltratando a sus pueblos y también al mundo entero para que se  trabaje para la paz mundial, los espíritus guerreros deben desaparecer, no más guerras, queremos paz, desarmemos nuestros corazones, que el sacrificio de Jesús nos recuerde que el fin último del hombre es la felicidad y esta solo se consigue cuando puedes autodeterminarte, no hay nada más valioso que la libertad, libertad de pensamiento, libertad de expresión, libertad de locomoción, libertad de poder escoger a sus gobernantes y sobre todo libertad de poder permanecer en su tierra de origen sin ser desplazado como un delincuente.