Saramago y su pensamiento de la paz.

SATAMAGO Y SU PENSAMIENTO SOBRE LA PAZ

PARA QUIEN GOBIERNA EL TIRANO...! 


Cómo es posible que el veinte por ciento del pueblo someta y maltrate al ochenta por ciento.
Saramago dice:
“Es cierto que existe una terrible desigualdad entre las fuerzas materiales que proclaman la necesidad de la guerra y las fuerzas morales que defienden el derecho a la paz, pero también es cierto que, a lo largo de la Historia, sólo con la voluntad de los hombres la voluntad de otros hombres ha podido ser vencida. No tenemos que confrontarnos con fuerzas trascendentales, sino, y sólo eso, con otros hombres. Se trata, por tanto, de hacer más fuerte la voluntad de paz que la voluntad de guerra. Se trata de participar en la movilización general de lucha por la paz: es la vida de la Humanidad la que estamos defendiendo, ésta de hoy y la de mañana, que quizás se pierda si no la defendemos ahora mismo. La humanidad no es una abstracción retórica, es carne sufriente y espíritu en ansia, y es también una inagotable esperanza. La paz es posible si nos movilizamos para conseguirla. En las conciencias y en las calles”
Hablando de la paz como un gran derecho fundamental del hombre, en Colombia fue incorporado en la Constitución y dice expresamente que la paz es un derecho fundamental y gozará de protección del Estado, solo que como muchos artículos fundamentales no ha podido ser reglamentado. Qué tarea tan difícil para el Estado, cuando irónicamente primero se le otorga el Nobel  al jefe de Estado, contra viento, mareas y un gran torbellino de críticas y acciones, promovidas hasta por funcionarios del mismo Estado. Bien lo dice Saramago, la contraposición de fuerzas, fuerzas morales  VS  fuerzas materiales, es decir   Guerra  VS  Paz.
Siendo que la guerra es una invención del hombre, solo el hombre la puede terminar, la incesante lucha del hombre contra el hombre por diferencia de criterios  que no tiene justificación, muchas veces y casi siempre por implantar ideologías que solo ellos se creen. Voluntad de paz, voluntad de guerra y un pueblo de carne y hueso que sufre intensamente  sus rigores, gobernantes elegidos por medios democráticos en medio de la marcha cambian las reglas de juego sin consultar a su pueblo y hasta someterlos como viles esclavos, quitándole todos sus derechos y hasta el alimento, que tienen que humillarse y rebuscar en la basura o huir a otras latitudes para sobrevivir.
Solo el mismo pueblo es dueño de su porvenir, como lo es de sus propias desgracias, si les gusta la opresión y se sienten en paz aplaudan al enemigo.

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