TESTIMONIO DE MI VIDA.

TESTIMONIO DE MI VIDA

ALEJANDRO CÈSAR DOMINGUEZ CERVANTES.
Nací en un pintoresco pueblo situado a orillas del Río Grande de la Magdalena, de padres dedicados a las labores del campo; mis primeros años de vida transcurrieron en el campo, mis padres y mis abuelos maternos vivían en sendas fincas en la margen derecha del río Grande de la Magdalena a escasos 25 kilómetros de la desembocadura del río en Bocas de Ceniza ,  fincas que se comunicaban y  tenían  todo en común, el río era muy caudaloso y albergaba muchas especies peligrosas, algunas hoy en extinción como los manatíes, las especies marinas se adentraban muchos kilómetros a lo largo del río, llegaban hasta la población de Ponedera en el Departamento del Atlántico: cazones, sábalos tiburones, peces espadas, cocodrilos y caimanes de aguja, había que ver la cantidad de especies que albergaba el río, no era posible bañarse debido a la peligrosidad que significaba, torbellinos y remolinos que se tragaban las embarcaciones menores, grandes sábalos lo cogían con arpones, había una familia especializada en su caza. Mi abuela Materna le gustaba la pesca y con anzuelo lograba pescar, bagres, cazones toyos, pez- espada  y otras especies menores, tenía una gran paciencia, la paciencia del pescador. Recuerdo mucho los grandes barcos a vapor , con su pito característico semejantes a los de los trenes, con unas ruedas hidráulicos  que removían el agua  y unas chimeneas  que botaban un humo denso formando nubes y figuras pintorescas a su paso por el río, estos barcos además de movilizar la carga llevaban pasajeros hasta el interior del país, muchos turistas venían del interior  y los había con grandes lujos y enormes casinos donde la gente pudiente se deleitaba viajando de placer, el río era muy profundo y no tenía islas , las escasas islas estaban llegando a la desembocadura  y todas pertenecían a Sitionuevo, la legislación de la época así lo contemplaba, inclusive Barranquillita era una pequeña isla y perteneció a Sitionuevo. También recuerdo los enormes guarda Costas de la Armada Nacional  que patrullaban a lo largo del río ,el mayor delito era el contrabando , los veía llenos de marinos , cuentan mis abuelos que en los límites entre Remolino y Sitionuevo  hace muchos años  naufragó un barco de la Armada Nacional, una gran explosión que acabó con la vida de casi todos sus ocupantes, El Hércules de la Armada Nacional, nunca se pudo saber la causa de su naufragio, se fraguaron muchas conjeturas, a decir verdad se debió a fallas de mantenimiento de las viejas y remendadas calderas, a lo largo del río una gran estela de cadáveres, muchos  mutilados irreconocibles fueron sepultados en Sitionuevo, pagaban un buen rescate por su capitán de apellido Aranguren, tenía un   enorme anillo incrustado en Diamantes y mi abuelo Octavio Cervantes Gutierrez lo rescató pero jamás le dieron la recompensa, el alcalde la tomó para construir muchas tumbas en el cementerio municipal, en pueblo situado a orillas del río se rescataban a diario muchos cadáveres y era necesario tener donde sepultarlos, sobre todo en la época de la violencia que pasaban montones de ahogados , la mayoría con el corte de franela, es decir, sin cabezas, eran tantos los cadáveres que llegó el momento en que tenían que empujarlos para que se fueran hasta bocas de Cenizas..También recuerdo las grandes balsas usadas para transportar la madera hacia los aserraderos  Marenco y CHahin en Sabanagrande, esos tripulantes de las balsas duraban hasta un mes navegando en el río , arrastrados solamente por la corriente, en una casita de palma se protegían del  sol y de la lluvia, traían provisiones para todo el recorrido, allá en la finca de mi padre llegaban a esperar la lancha del aserradero que los conduciría hasta  Sabanagrande. 
Pocos años pude disfrutar la compañía de mi padre, pues a los 46 años de edad falleció dejando a mi pobre madre desamparada y con un cuadro de 12 hijos que levantar , el mayor  de 18 años y la menor de 8 meses, yo contaba con ocho años, fue una muerte muy sentida en el pueblo, el pueblo entero estaba conmovido con la noticia , parecía que había muerto un gran caudillo y en el fondo lo era, mi padre era un líder natural, se preocupaba mucho por el bienestar de la gente de su pueblo y especialmente por sus familiares, tenía muchos amigos  pero estos se fueron con su muerte porque no recuerdo haber recibido ayuda alguna por parte de ellos, mi madre sola pegada a una máquina de coser  todo el día y parte de la noche  para levantar nuestro sustento. A la muerte de mi padre quedamos bajo la patria potestad de nuestros abuelos maternos: Manuel Octavio Cervantes Gutiérrez y  Mercedes Mendoza Moreno, fueron los mejores abuelos del mundo, mi abuela Mercedes un Amor, me quiso mucho, me decía Alejito , mi abuelo Octavio  un ser maravilloso, muy correcto , un hombre de palabra y con don de gente, de escasos estudios pero tenía una educación natural, siempre se preocupó por los buenos modales y jamás ‘permitía  vulgaridades, pero era muy estricto con la disciplina, a su modo nos quiso mucho , qué abuelos maravillosos, inolvidables, fueron nuestros verdaderos padres; Partavio y Marcede le decíamos cariñosamente. Tanto nos quiso nuestro abuelo Octavio que con sus propias manos construyó una enorme casa  que ocupaba un cuarto de la  manzana y toda estaba limitada por una gran paredilla de puro ladrillo, encima de ella nosotros corríamos jugando a la lleva y ninguno se cayó, corríamos sobre la paredilla. Mi abuelo Octavio solo tuvo dos hijas y esas dos hijas se casaron con dos hermanos Domínguez: mi padre Enrique y mi Tío Tarquino, mi padre era el mayor y fue el primero que se casó y tuvo 12 hijos, su hermano Tarquino  tuvo 9 hijos, o sea que el abuelo Octavio tuvo 21 nietos de sus dos hijas y jamás quiso que nos mudáramos de su gran casa, se imaginan 21 pelaos jugando en ese gran patio, lo más curioso era la hora del reparto de la comida, como en el ejército tome y piérdase, usted verá donde come, generalmente lo hacíamos subidos en los árboles del patio, a más de uno se le derramaba la comida, claro que entre todos se la reponíamos. Qué tiempos maravillosos aquellos, la verdad es que no me puedo quejar tuve una infancia muy feliz y muchas anécdotas interesantes que contar.
Desde temprana edad me fascinaba el campo, de hecho creo que nací en la finca Coco Solo, la caza, la pesca y la agricultura, todos los días me iba con mis hermanos y con mis primos  a pescar y a bañarnos en la orilla del río, pelábamos varillas de las palmas de coco y se la vendíamos al señor Jacinto Rosales para los juegos pirotécnicos, nos compraba por millares para fabricar los cohetes. En una época me tocaba de compañero de mi abuelo en la finca POR EL PUNTO, yo era el que le hacía el sancocho de pescado todos los días, le gustaba mucho el chivo de mar con guineo cachaco o cuatro filo, era su plato favorito y a mí también me encantaba el pescado, así hasta cumplir 10 años cuando mi abuela se le enfrentó a mi abuelo para matricularme en la escuela pública a los 10 años de edad para empezar el primer año de la primaria. Por empezar tan tarde los estudios primarios me tocaba estudiar mucho, no me podía dar el lujo de perder un solo año, así termino a los 15 años la primaria. Les cuento que los exámenes finales eran muy traumáticos debido a la cantidad de personalidades que invitaban para la evaluación oral ; al señor cura párroco, al señor alcalde municipal, al señor inspector de educación y otras personalidades del pueblo, se imaginan ustedes semejante evaluación , sudando frío y con los mojones cruzados, todavía recuerdo con pesadillas  secuelas que quedan de esos tiempos, por eso cuando me entregaron un enorme diploma de estudios primarios  firmado hasta por el gobernador del Magdalena me creía un non plus ultra, mi madre me decía que tenía que seguir estudiando y yo le decía que para qué si ya lo sabía todo, al menos  era el máximo grado que ofrecía  la educación pública en el pueblo , pues para estudiar la secundaria tenía que atravesar el Río  hasta el departamento del Atlántico. Fue así como mi madre me matriculó en el colegio Nacional Oriental del Atlántico en Santo Tomás, donde hice mis seis años de estudios secundarios y curiosamente  no podía regresar al pueblo debido al costo del transporte, afortunadamente en Barranquilla me reencuentro con los Tíos  Tarquino y Josefa y mis primos Dominguez Cervantes que me acogieron maravillosamente y me prestaron toda la ayuda que necesité durante mi formación en la secundaria. Llego a Barranquilla en el año 1965, el barrio Las Palmas estaba empezando , recién construido por el ICT, las casas todavía no tenían paredes medianeras y el ambiente era muy amistoso y acogedor , las calles pavimentadas se jugaba mucho a la bola e trapo y la policía no tenía mucho que hacer , era un pueblo muy sano, por las noches la policía en una volqueta de las E.P.M,  reclutaba a los jóvenes que estaban en las calles jugando a la bola e trapo o al siglo a caramelitos y los llevaban a la inspección de Carrizal para que los padres los rescataran. Estaban en su apogeo los cines , teníamos en la calle de las  vacas al Tropical , Mogador, la Bamba, el Rialto  y en las palmas al lado de la casa el teatro Las palmas, solo entrábamos los fines de semana a la vespertina y también estaban de moda los Cines Diurnos con aire central; Metro, Murillo, luego  los Cinemas, el Capri, San Carlos, Colombia, Colón , se pasaba muy bien , generalmente los arrendaban los estudiantes del último año de secundaria para recolectar fondo para la despedida de graduación. Claro que en mi pueblo yo entraba a cine todos los días  así dieran la misma película toda la semana, no había más que hacer, era la única entretención  y de remate el dueño del teatro era mi padrino. Creo que durante todo ese tiempo me vi todo el repertorio del cine mexicano y me aprendí muchas canciones rancheras de la época sobre todo las de José Alfredo Jiménez, no se por qué razón solo se veían películas mejicanas. Jorge Negrete, Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía, Antonio Aguilar, Luis Aguilar, Javier Solís, Sara García, Lucha Villa, Carlos López Moctezuma, María Félix, Andrés Soler, Ana Berta Lepe, Fernando Casanova, Tintan, Resorte, Clavillazo, Viruta y Capulina, Cantinflas, Julio Alemán, Lorena Velázquez, Enrique Guzmán , Cesar Costa, Libertad Lamarque, Maria Antonieta Pon, Manuel Capetillo, Joaquín Cordero  Y muchos famosos que se me escapan a la memoria, la mayoría ya fallecidos  que dejaron grandes huellas en el cine Mexicano y latino americano.
Alcancé a conocer a una Barranquilla incipiente y he sido testigo de las grandes transformaciones y  adelantos, como la ampliación de la calle Murillo, recortaron varios edificios por los lados de Chiquinquirà, la calle treinta no tenia bulevar, construyeron la gran autopista al aeropuerto, Avianca tenía  una flota de Buses de Puerto Colombia para transportar su gran personal entre esos el Don Felo, hoy el Nojoda. El edificio de la caja agraria del paseo Bolívar, hoy tan controvertido, , la catedral estaba en construcción, el Amira de la Rosa no existía, la batalla de Flores pasaba por la carrera 43. No existía el metropolitano y la calle murillo Moría en Buenos Aires  por Carrizal y muchos barrios nuevos que en la época no existían como la ciudadela 20 de  Julio. El mercado público  estaba en su apogeo a la orilla del caño  y había un almacén Tía en frente, las olímpicas solo existía una droguería en la 30, no había supermercados a excepción de Robertico. En la Calle Pica Pica  funcionaba el negocio de libros de segunda, cuando los libros servían para varios años, no eran desechables como ahora. El Junior estaba en su apogeo, contrataba a muchos jugadores Brasileños entre esos famosos Dida, Da cuña, Guarentinha. En Carnavales venían muchas orquestas Venezolanas, La billos, Pastor López, Los Melódicos y los bailes eran famosos y tenían nombres especiales: Macheteros, entre Palmeras, la Cueva fantástica, Amanecer de Locos, Después te lo Diré., Mata e caña, aunque puedo decirles que me limitaba a ver sin participar  porque tenía que estudiar mucho para ocupar el 1º o el 2º puesto para que me dieran la beca porque no tenía para pagar los 25 pesos de la mensualidad. Así  culmina mi historia hasta los 21 años de edad, termino justo a la mayoría de edad del entonces y adquiero la ciudadanía, el resto es otra historia muy interesante de mi vida , pero prefiero dejarla hasta ahí por razones de límites  establecidos en el concurso.




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