MIS MEMORIAS EN SITIONUEVO, MAGDALENA. 3

MIS MEMORIAS EN SITIONUEVO MAGDALENA.3
Cinco situaciones de peligro viviendo en el pueblo, la primera fue un taponamiento con leche de klim en polvo, por esa época de la postguerra los Estados Unidos donaron a estos pueblos cantidad de productos alimenticios empacados, ya Europa se había recuperado y ese excedente de alimentos fueron redireccionados hacia américa Latina, la famosa Alianza para el progreso, cantidad de tanques cilíndricos de cartón llegaron a Colombia con mucha leche de klim, se repartía en los colegios para combatir la desnutrición. Yo estaba cursando el segundo año de la primaria en el edificio frente a la casa Visbal,  me han dado una bolsa de papel con un kilo de leche de klim, apenas había doblado la esquina de la primera cuadra hacia la casa, al pie de un árbol de la tienda del señor Melquiades, la cacharrería más grande de todo el pueblo, allí me he empinado la bolsa de leche en polvo y se me viene una gran cantidad que me impedía respirar, sin aturdirme emprendo una gran carrera hacía la casa de la abuela que estaba a un cuadra, con un empellón abro la puerta y caigo boca abajo sobre el piso de la sala,  sale el tapón de leche, ya estaba morado por la asfixia.
La segunda vez también fue de asfixia, el abuelo iba todos los días temprano a la finca, mi abuela Mercedes me mandó a llevarle el desayuno a la finca, montado en un burrito brioso voy rumbo a la finca, faltaba poco para llegar, el burro ve una burra y emprende una carrera a todo galope, se para en dos patas y me lanza al suelo, las cabuyas del sillón se me enredaron en la garganta , sin poder soltarme fui arrastrado más de cien metros por el camino real, cuando lo detienen ya casi estaba asfixiado, la cara morada, me llevaron a casa, por más de un mes duré con la garganta inflamada sin poder comer sólidos, a punta de jugos con pitillo durante todo ese tiempo.
Tercer accidente, fue una caida de un palo de mango muy alto en la finca coco solo, el abuelo hacía unos sembrados de maíz y para la cosecha invitaba a todos los nietos,le decía un convite familiar hacía bollos de mazorca con leche de coco, masamorra de maís verde, buñuelos y un gran sancocho de pescado, a veces nos ibamos a pescar en el puerto del ladrillo,  esa vez ella me acompañó a bajar unos mangos de carey, en la finca coco solo, me subí en lo más alto del árbol con una lata larga para alcanzar desde arriba los mangos, me distraje y pensé que la lata que llevaba en las manos era una rama del árbol y me vengo a toda velocidad para el piso, mi abuela estaba en la parte de abajo del tronco y abismada empieza a rezar, estaba presenciando mi caida en picada, faltando escasamente dos metros para el piso me aferro a una rama que me amortigua la caida, el mayor susto se lo llevó la abuela.
Cuarto accidente, casi ahogado en el río, todos los días acompañaba a mis hermanos a unos cultivos que tenían en una playa por Guaymaral  , muy cerca de remolino, mi hermano Pocho y yo nos estábamos bañando a orillas del río, había muchas olas y el cantil estaba cerca de la orilla, sin saber nadar, mi hermano clavó una estaca para limitar mi entrada al río, él estaba de espaldas hablando con un amigo, muy entretenido, llegó una ola y me llevó a lo profundo, por mucho tiempo agonizaba tragando agua, varias veces hundido y de pronto en la última salida el amigo le avisa y me ha sacado por los pelos, de verdad ya estaba casi ahogado. 
El quinto accidente fue el que más me marcó, mi abuelo acababa de vender la finca por el punto, el hijo del que la compró era muy amigo mío, de hecho era el portero del teatro palermo, el que todas las noches me dejaba pasar gratis, ese día llegó con un grupo de amigos y quería que les alcanzara unos cocos de agua, me subo al árbol de más de 30 metros de altura, llego hasta el cogollo del árbol y cuando me agarro de una palma lo que agarro es un gran panal de canatico, unas avispas bravas y muy peligrosas, de la desesperación me caigo de espaldas al vacío desde esa gran altura, una muerte segura y afortunadamente lo que dice el dicho el ahogado en la agonía lo que agarra no lo suelta, pataleadas de ahogado tropiezo una rama colgando y me aferro, se esgonza y me lleva al tronco donde me deslizo hasta el piso, el mayor susto fue de mi amigo orlando viéndome caer.
Aquí estoy sobreviviente, luego ya mayor en una fiesta de fin de año en la empresa donde laboré por más de 27 años , de regreso en la madrugada venía tomado en la parte de atrás con mi señora en un taxi de esos guajiros de la época 1977, estaba de 37 años por cierto , recien casado acompañado por mi señora, a la altura del boulevar de la 41 con la calle 61 , barrio Recreo nos enviste un carro que se ha  volado la escuadra, el taxi acelera a toda velocidad para evitar el impacto, impactó la puerta trasera y ésta se abre lanzando mi cuerpo fuera del taxi, por instinto meto los pies debajo del cogin delantero del taxi y con las dos manos al pavimento protegiendo la cabeza del golpe, el taxi para frenar se mete al boulevar y me tiro al pavimento muerto pero del susto, en la esquina había una fiesta y corrieron a auxiliarnos, está muerto decían, de inmediato una ambulancia del Iss recien inaugurado me traslada hasta el hospital de los Andes, solo fue el susto con pequeños golpes.
Mas el mayor golpe que me ha dado la vida ha sido en el año 1999, despidiendo el siglo XX, todavía no me recupero, el mayor accidente de mi vida donde pierde la vida mi hija de 26 años, recien casada y también su esposo muere ese fatídico día, veníamos en la madrugada de un matrimonio familiar , a la altura de la calle 54 con la carrera 43 en Barranquilla , hago la escuadra en la esquina, venía con mi familia , yo conducía una Trooper de dos puertas, apenas estaba cruzando la carrera cuando nos sorprende un gran golpe, a toda velocidad, como a 140 k por hora venía una camioneta silverado automática conducida por unos malandros que en vez de frenar pisaron el acelerador y nos impactaron , mil vueltas dio la trooper y por la tangente salieron disparados los muchachos que iban dormidos en la parte trasera, rematados por el pavimento muertos al instante , los delincuentes se meten a la bomba de gasolina de la esquina, a escasos 50 metros de las instalaciones del DAS, le decomisaron un arsenal que llevaban, hicieron cambio de chofer , el capó de  la silverado quedó doblado en dos , las dos llantas estallaron y el cinismo de las autoridades periciales que ellos venían a 40 k/h  y yo a 20 , ya nada importaba para mi, un largo proceso penal amañado , fiscal vendido por veinte millones engavetados, total la vida continuaba con mis otros hijos. También a los 40 años de edad padecí un infarto de miocardio, 15 días en cuidados intensivos en el ISS, aquí estoy a los 70 años , en cuido por la pandemia, agradecido al padre Celestial , todavía no termina mi propósito de vida, las siete vidas del gato.  

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